
Las cerezas, una fruta con numerosas propiedades para la salud | Bitonio
El fin de la primavera anuncia la temporada de las cerezas, una fruta vistosa, jugosa y de presencia efímera cuyo sabor deleita paladares por doquier. Están repletas de propiedades beneficiosas para nuestra salud, pero cargan con la mala fama de engordar y suelen evitarse en dietas control de peso y en caso de diabetes.
Sin embargo, aunque resulten muy dulces, su contenido en azúcares naturales y, por consiguiente, su valor calórico no supera al de frutas tan comunes como la manzana o la pera: 100 gramos de cerezas aportan alrededor de 48 calorías, energía equivalente a las casi 55 calorías del mismo peso de manzana.
Por tanto, es un mito que las cerezas engorden, causen malestar si se bebe agua justo después o produzcan diarreas. Como con cualquier otro alimento, la clave está en controlar la ingesta y no atiborrarse a comer cerezas. Pueden reemplazar al postre, completar la merienda o servir de aperitivo, e incluso conseguir que adoptemos el buen hábito de incluir fruta en el desayuno.
Cerezas: sabrosas y sanas
Las cerezas no solo son deliciosas y aptas para mantener la línea, puesto que presumen de unas propiedades salutíferas que van más allá de su contenido en beta-caroteno, vitamina C, ácido fólico, potasio y otros minerales como el magnesio, calcio, fósforo y hierro en pequeñas dosis.
Tabla nutricional (por cada 100 gramos de cerezas): | |
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Calorías | 48 |
Hidratos de carbono (g) | 13,5 |
Fibra alimentaria (g) | 1,5 |
Potasio (mg) | 260 |
Magnesio (mg) | 10 |
Calcio (mg) | 18 |
Provitamina A (mcg) | 3,1 |
Vitamina C (mg) | 8 |
(g = gramos, mg = miligramos, mcg = microgramos). |
Además de aportar fibra dietética, las cerezas presentan una alta concentración de antioxidantes, entre los que sobresalen dos flavonoides: las antocianinas y la quercetina. En la composición de esta superfruta abundan compuestos con potentes efectos preventivos sobre patologías cardíacas y cáncer, tal y como afirman diversos estudios científicos.
Se considera que las cerezas son una fuente natural de salud, sobre todo para las enfermedades y dolencias que aparecen a partir de los 40 años de edad. El consumo de cerezas se recomienda para las mujeres embarazadas y quienes sufren hipertensión arterial.
Asimismo, a tenor de los resultados que muestran algunos estudios, se trata de una fruta beneficiosa en caso de artritis, hiperuricemia y gota. Según los investigadores, las cerezas son buenas para combatir el insomnio y procurar el sueño y el descanso, ya que contienen melatonina, triptófano y serotonina.
Estos llamativos bocados carmesí, que llenan de color los estantes de las fruterías cuando se aproxima el verano, tienen propiedades antiinflamatorias y diuréticas y mantienen la piel nutrida y cuidada. Por otra parte, dada su capacidad antioxidante, permiten una rápida recuperación muscular tras una intensa sesión de entrenamiento.
Si no te parecen suficientes virtudes, a continuación te ofrecemos otras poderosas razones para degustar las exquisitas guindas durante su temporada natural: comer un puñadito de cerezas (10-15 unidades) es una manera de suministrar al organismo nutrientes esenciales, reducir los niveles de colesterol y triglicéridos y la glucemia en sangre.
¿Solo de postre?
El pronunciado y nada empalagoso sabor de las cerezas, junto a su textura crujiente, hace que sean una de las frutas más apetecibles. Aunque la mejor opción es consumirlas frescas y al natural, también pueden convertirse en un ingrediente más de ensaladas, macedonias, zumos, batidos, helados o granizados.
Si tienes la costumbre de desayunar algo dulce, te proponemos elaborar una mermelada o compota de cerezas y untarla con unas rebanadas de pan tostado. Otra altenativa consiste en mezclar yogur natural con muesli y cerezas, o tomar un zumo de naranja con frutas rojas.
¿Te apasionan los postres? Entonces, date el gusto de tomar una pequeña porción de tarta de cerezas o un sorbete ligero de cerezas. ¡Aprovecha todas sus propiedades saludables!
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