
La comida frita en aceite, en el punto de mira de lo saludable | Jaula de Ardilla
Si fríes, que sea con aceite de oliva o aceite de girasol. Es la conclusión a la que llegamos en base al estudio que ha sido publicado en la edición digital del British Medical Journal.
Los investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid descartan que el consumo de alimentos fritos aumente el riesgo de enfermedad cardiovascular o muerte prematura, al menos si usamos aceite de oliva o girasol. Podrá ser más o menos perjudicial, pero los expertos no han encontrado la relación entre comer alimentos fritos, no en aceites refinados, y este tipo de patología.
Se entrevistaron a más de 40.000 adultos sanos, de edades comprendidas entre los 26 y los 69 años, para conocer sus hábitos culinarios. Todos ellos se sometieron a diferentes test en los que se les preguntaba sobre su dieta y su forma de cocinar, haciendo especial hincapié en el tipo de aceite que utilizaban en los alimentos fritos.
A lo largo del seguimiento hubo 606 eventos relacionados con las enfermedades cardíacas, y hasta 1.134 encuestados terminaron falleciendo. No obstante, no se encontró ninguna asociación entre comer fritos y un mayor riesgo de enfermedad coronaria, utilizando siempre el aceite de oliva o aceite de girasol, como en el resto de países mediterráneos.
Los autores del estudio indican que, posiblemente, los resultados no serían los mismos en otras regiones que suelen recurrir a los aceites refinados a la hora de freír los alimentos. Uno de los primeros en pronunciarse tras conocer la noticia ha sido el profesor de la Universidad de Regensburg. Michael Leitzmann señala que este estudio desmonta el mito de que «freír los alimentos es malo para el corazón«. Aunque apunta que todos los componentes, tanto el alimento como el tipo de aceite en el que se fríe, son relevantes.
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Nada de lo hecho y dicho es válido deben quedarse con la última reflexión. Los alimentos que desencadenan la enfermedad cardiovascular y otras enfermedades crónicas contienen ácidos grasos omega 6 en exceso: el aceite de girasol, maíz, soja, y las carnes de animales de criadero: pollo, cerdo u otros animales confinados alimentados también con exceso de ácidos grasos omega 6. Desencadenan la inflamación crónica y puede ser contrarrestada con omega 3 de hígado de pescado obtenido en frío!