
El jengibre, un tubérculo con numerosos beneficios saludables | Franklin H.
Quizá te resulte un completo desconocido, pero el jengibre ha sido venerado durante miles de años como remedio medicinal y condimento. Este tubérculo, nativo de Asia, es hoy una de las especias más valoradas en todo el mundo tanto por sus aplicaciones culinarias como por sus propiedades terapéuticas.
El rizoma o el tallo subterráneo de jengibre tiene un sabor fuerte, picante e intensamente aromático, muy apreciado en la gastronomía de los países orientales. Gracias a sus principios activos, también se utiliza en el ámbito de la medicina tradicional china y ayurvédica india con fines curativos.
El jengibre, un excelente digestivo
Tradicionalmente el jengibre se ha empleado para tratar los problemas digestivos, ya que ayuda a combatir las malas digestiones y los efectos que las acompañan: vómitos, náuseas, mareos… Además, resulta adecuado para eliminar los gases, mitigar la hinchazón abdominal y recobrar el apetito.
El jengibre no solo es un excelente carminativo, sino que también, según apuntan diversos estudios, podría reducir los niveles de colesterol, triglicéridos y lipoproteínas de baja densidad (LDL), previniendo así las enfermedades cardiovasculares. Asimismo, favorece la circulación sanguínea al limpiar las arterias de colesterol e impedir que se adhieran a las plaquetas.
Posee beneficios analgésicos y antiinflamatorios, de modo que se considera un buen tratamiento a la hora de aliviar el dolor propio de enfermedades inflamatorias como la artritis. Constituye un valioso aliado en caso de cefaleas, jaquecas y migrañas e, incluso, podría disminuir las molestias y el malestar propios del síndrome premenstrual.
Por otra parte, el jengibre resulta eficaz frente a resfriados e infecciones como las siguientes: otitis, cistitis, sinusitis, bronquitis, etc. Favorece la expectoración, calma la tos, alivia la congestión nasal y contribuye a reducir los dolores articulares habituales en procesos de gripe.
Usos del jengibre en la cocina
Aunque también se comercializa seco o en polvo, por lo general se compra el rizoma fresco de jengibre para su uso como condimento en la cocina. En farmacias y herboristerías se encuentra fácilmente en comprimidos, cápsulas, en forma de infusiones y como aceite esencial. En tiendas gourmet se puede adquirir confitado, cristalizado y hasta recubierto de chocolate.
A la hora de emplear el jengibre como especia conviene hacerlo en su justa medida, puesto que desprende un intenso sabor y aroma que puede llegar a ser desagradable. Lo ideal es ir probando hasta alcanzar el punto deseado, sin que el jengibre resulte demasiado fuerte o punzante.
El jengibre se adapta a diversas preparaciones, saladas y también dulces. Sirve para condimentar salsas, como la de soja o curry, carnes, pescados, mariscos, sopas, cremas, arroces, verduras y pastas. Además, se ha convertido en uno de los ingredientes que forman parte de postres de frutas y productos de repostería, desde pasteles y tartas hasta panes dulces y galletas.